Imagínate, comencé a practicarlo a los 6 años en la escuela de baloncesto de Maristas Córdoba fundada por mi padre Jesús Orozco y el Hermano Marista, Carlos Rubio, y desde entonces siempre ha estado presente en mi dia a dia, como jugador, aficionado y ahora como entrenador, resultando ser un modo de vida, una forma de ver las cosas, ya que los valores que transmite, el entorno que le rodea, la pasión y competitividad de este deporte te marcan para otras facetas de la vida.

 

Con mi padre inicié mi andadura en el baloncesto, aún tengo recuerdos de pequeño cuando íbamos al Polimecano del Sector Sur, a ver los partidos de los Manolo García, Santi López, Angel Tripiana, etc. Las principales etapas formativas del baloncesto las pasé con mi padre, veranos de clases particulares, fue mi entrenador durante varias temporadas, fueron años de ganar ganar y volver a ganar con una equipo muy competitivo;  la influencia fue total y junto a Abilio Antolín y Eduardo Burgos, fueron mis entrenadores con los que más me divertí jugando a baloncesto.

 

Con absoluta normalidad, me formé en las aulas y pistas del Colegio Maristas, en las de alquitrán, con frío, lluvia..., junto a mis hermanos, mis primos, ahora mis hijos, mi sobrino....en fín soy Marista 100% y conozco la casa, sus sentimientos y objetivos, objetivos y valores que aún hoy son la meta a alcanzar de la mano del responsable actual, Sebastián del Rey; dirigir a mi hijo Alejandro, es una experiencia que me recuerda a cuando tenía su edad y era mi padre mi entrenador; en no pocos entrenamientos y partidos, mi padre y yo discutíamos, repitiéndose esas situaciones en la actualidad con mi hijo; diferentes puntos de vista a la hora de tomar un decisión, realizar un planteamiento de partido, o en un entrenamiento, pero en el fondo era y es positivo el compartir y completar esas diferencias, es parte del proceso de formación de la persona y el jugador.

Eso sí, el baloncesto en nuestra familia nunca se acaba al final de un entrenamiento ó partido, para bien ó para mal, siempre lo llevamos a casa, es un hábito, una costumbre de la que disfrutamos y nos gusta comentar entre nosotros, con el abuelo, la madre, el hermano, el tío, el primo...

 

 

!Que te voy a decir de Rafa!, lo conozco desde que era un "mocoso", del Colegio Maristas, de los entrenamientos, su padre otro fijo del baloncesto Marista, parte querida del gran grupo de entrenadores de la época; me alegro mucho de sus éxitos de su equipo, hemos sido compañeros, rivales y ahora lo que nos faltaba, finalistas siendo ambos entrenadores con nuestros hijos, si bien, seguro que en esta ocasión tiene el "corazón partío" por su pasado Marista.

Rafa es otro baloncestista de corazón, noble, referente de su generación, criado en los valores de la cantera Marista. Al igual que yo, tenemos dos hijos que practican este deporte, y por las cualidades que empiezan a relucir, la tradición por el ejercicio del baloncesto va a perdurar, y abuelos, padres e hijos, vamos a seguir "llevándonos el baloncesto a casa después de cada partido"...¡¡que suerte verdad?!!

También quisimos conversar con Alejandro, hijo de Pablo Orozco que nos dejó amablemente sus opiniones