En la final infantil femenina, que se disputó la semana pasada se dio la curiosidad de que dos buenos amigos se enfrentaron entre sí, y es que sus hijas además militan en la actualidad en los equipos infantiles de Maristas y Addipacor, Paola De Larriva y Claudia Bello, por todo ello hemos querido conversar con los cuatro, y por si fuera poco motivos también han logrado alcanzar con sus respectivos equipos la final provincial en la categoría infantil femenina.
¿Fran, en primer lugar me gustaría que me comentarás que ha significado para ti el baloncesto en tu vida?
¡Muy grande esa palabra!!!No hay calificativo, ni número que lo pueda valorar, mi niñez, mi adolescencia, mi juventud, mis amigos, mis experiencias, la formación de mi personalidad, en fin… prácticamente todo junto con mi familia.
Tuve la suerte de encontrarme con un Colegio como es Maristas de Córdoba, y desde que se entra hasta que se sale, se irradian y se inculcan valores, esto suena muchas veces a frase usada, pero os puedo asegurar que lo que yo recibí desde los 18 años entre esos campos de baloncesto, me hizo crecer como persona, y me dotó de una forma de vida en la seriedad, en la humanidad, en la sensibilidad, en el respeto, en el compañerismo, en el manejo de situaciones que combinadas con el baloncesto, me han servido para después afrontar mi día a día. Es decir, el baloncesto es un medio perfecto para inculcar valores a los niñ@s, y si eres capaz de transmitirlo los grabaras para siempre.
He sido entrenador muchísimos años, la gran mayoría de mis “niños”, terminaron la universidad, son personas hoy en día bien posicionadas, y os prometo que cuando nos vemos nos damos un beso o un fuerte abrazo. Eso quiere decir que el recuerdo perdura y el agradecimiento reciproco también.
¿Qué influencia tuvo tu familia en la práctica de este deporte?
En una familia con 13 hermanos, es muy difícil que haya cosas en común, soy del 70 aunque parece que llevo toda la vida en esto, tengo 47 años, en mi casa solo un hermano había hecho deporte, jugó al futbol e incluso debutó en el Córdoba y que conste que somos una familia muy numerosa. Mi padre como militar tenía colgado en su despacho un cuadro que le otorgaba el título en Profesor de E. Física,no lo pude disfrutar mucho, me quedé desde muy chiquito huérfano de padre. Mi madre, bastantes cosas tenía en mente como para sacar a todos los que estábamos en casa adelante como para hablarme de deporte, lo que si recuerdo es que yo iba a entrenar en bicicleta “gac”, esas que tenían una dinamo delante y… un dia me sorprendió y me regalo una bicicleta de carreras preciosa, que detallazo tuvo! Ahí entendí que ella quería que hiciera deporte y me facilitó las cosas. Opte por el deporte porque me gustaba, me divertía, quedábamos para jugar al baloncesto junto con mi gran amigo Paco Cordon (de la saga del Bar Moriles muy vinculado al basket, marido de la presidenta de Adeba) y echábamos tardes y tardes emulando en aquel entonces a los Fernando Martin, Romay, Iturriaga, Solozábal, Corbalán e imitando a Petrovic, ya en ese momento tenia el baloncesto metido en la sangre y tenia 12 años. Jugué durante unos años e hice grandes amigos que hoy en día perduran.
¿Cómo se lleva la responsabilidad de ser entrenador de un equipo con tanta historia como Maristas y al mismo tiempo dirigir a tu propia hija?
Lo de Maristas es mi “club”, esadnpuro, mi historia deportiva va ineludiblemente unida, mas o menos domino la filosofía de él como tal. En 2004, tomé una decisión dura , me costó mucho tomarla , dejé de entrenar precisamente coincidiendo con el nacimiento de Paola, quería liberarme de tensiones y disfrutar de mis dos hijos, Fran, que a la postre, me salió “futbolero” juega en el Cadete de Allende y para mí es mi “Cristiano Ronaldo favorito”, que conste que no lo hace mal…, sin marcarme un plazo para volver, tuve llamadas interesadas en que volviese a entrenar, pero… cuando van pasando los años menos capacitado te ves de volver a las pistas.
Fue en mayo de 2015 cuando Chany, un día que fui a llevar a Paola a entrenar me dijo que ya era hora de volver, que me hiciera cargo del equipo de Paola, mi contestación fue “ que esto ya se me había olvidado” , “que estaba completamente desfasado”. Lo maduré y pensé que estaba por medio mi hija, y lo mismo que lo deje para verla crecer y disfrutar de ella, también lo mismo era el momento asumir la responsabilidad de “engancharla al deporte” . Cogí el equipo en Agosto de 2015, despistadísimo, aquel entrenamiento se me hizo eterno, pero aquellas niñas me cautivaron, no puedo dejar sin mencionar a Fernando de Torres, corto de de edad pero gran tio, todo la ayuda que me dio para volverme a meter en dinámica de entrenamiento, ese año estuvo de segundo entrenador, y lo hizo con una nota excelente.
Sobre lo de Paola, lo hemos llevado bien, por mi forma de ser y de dirigir las sesiones de entrenamiento, sí nos hemos traído alguna cosita a casa, alguna hasta “gordita” pero afortunadamente las hemos ido solucionando. La he tratado como una más, todo lo que ella haya conseguido ha sido por méritos de ella, nunca y todo mi entorno sabe que no le he regalado un minuto, pero… tampoco se los he quitado, ¡es mi hija! creo que la unión que hoy en día tenemos ella y yo forma parte de ese vinculo emocional que se adquiere en el baloncesto, que es difícil de adquirir en otros ámbitos de la vida. También no creo que sea bueno que ese vínculo se extienda más en el tiempo, tiene que volar sola, será una decisión durilla, pero habrá que tomarla.
¿Por otro lado como bien sabes en esta final te encuentras con otro clásico del baloncesto cordobés como es Pedro, que al igual que tú comparte enseñanzas con su hija Claudia, como es tu relación con él?
Me lo pones muy fácil, Pedro, buen amigo, magnifico base, fue jugador mío algunas temporadas, nuestra amistad va por encima del baloncesto. Mi mujer y María del Mar su mujer, han sido compañeras, son maestras y han viajado juntas, estuve visitando a Claudia nada más nacer, creo que poco más tengo que decir, ¡somos buenos amigos! Pedro es muy buena persona, competitivo como entrenador tal y como era como jugador, su hija ha adquirido ese carácter competitivo del padre y se esta convirtiendo en una magnifica jugadora.
A continuación le hicimos una serie de preguntas a Paola de Larriva hija de Francisco J. de Larriva.
¿Por qué elegistes practicar baloncesto por encima de cualquier otro deporte?
Yo creo que todo viene a raíz de mi padre, ya desde muy pequeña me contaba historias y anécdotas de cuando él era entrenador . En mi colegio , donde juega “Decorseneca” había actividades extraescolares como era futbol, balonmano etc… Pero no había baloncesto, hasta que un año decidieron ponerlo y junto con un grupo de niñas de mi clase decidimos apuntarnos y ahí fue donde empezó todo esto, este año enfrentarme con mis amigas, mis compañeras de clase, ha sido duro y me hubiera gustado haber jugado con los dos equipos ese partido,mi colegio porque le tengo un gran recuerdo y otro porque es mi equipo, son todas mis amigas.
¿Qué sientes al tener de entrenador a tu padre?
Tener a tu padre de entrenador para mi es una suerte, ya no solo una suerte por compartir y tener en común entre nosotros este deporte si no por tener la grandísima oportunidad de aprender y crecer ya no solo a nivel personal junto a el, es superexigente entrenando , mucho mucho más que en casa.
¿Qué jugadora es su referente en el baloncesto europeo o americano?
Por falta de tiempo, no suelo ver muchos partidos en la tele pero para mí, mi jugadora favorita que desde que entre en maristas y la vi jugar es Raquel Pérez, jugadora del seniors femenino de maristas, le siento una gran admiración.
¿Para ti cuales son los mejores valores que te está dejando la práctica del baloncesto?
El baloncesto en mi vida ha dejado mucho y dejará muchísimos valores porque cada día en este deporte aprendes una cosa nueva, pero el valor más importante es el compañerismo y la amistad. El baloncesto ha traído a mi vida personas imprescindibles, momentos inolvidables tanto buenos como malos más buenos que malos por suerte y amistades tanto con mis compañeras y rivales.
A continuación conversamos con
Pedro Bello y su hija
Claudia
¿Pedro, en primer lugar me gustaría que me comentarás que ha significado para ti el baloncesto en tu vida?
El deporte, y más concretamente el baloncesto, ha sido uno de los pilares fundamentales para mi crecimiento como persona, por todos los valores positivos que han generado en mí. El baloncesto es parte de mi vida desde niño, crecí jugando a baloncesto, compartiendo con mi entrenador Juanjo González, con mis compañeros y mi familia, momentos inolvidables de mi juventud. El baloncesto ha sido para mí un estilo de vida.
¿Qué influencia tuvo tu familia en la práctica de este deporte?
Toda la influencia que unos padres pueden ejercer sobre sus hijos. Mi familia, desde mi niñez, siempre me ha apoyado en todos los pasos que yo he dado en el mundo del deporte. Mi padre, atleta en su juventud, siempre me ha acompañado durante toda mi trayectoria deportiva. Estoy enormemente agradecido a mi familia por estar ahí en todos los momentos de mi carrera deportiva (tanto los buenos como los malos momentos).
¿Cómo se lleva la responsabilidad de ser entrenador de un equipo con tanta historia como Addipacor y al mismo tiempo dirigir a tu propia hija?
Mi hija motivó mi vuelta al baloncesto, después de años retirado de la práctica del baloncesto. Durante los últimos años Addipacor ha obtenido grandes resultados debido al gran trabajo de Fernando García y Curro Bueno como coordinadores, a todos los entrenadores que hemos estado en Addipacor y las maravillosas familias con las que contamos. Nos hemos convertido en un club referente y eso hace que tengamos la responsabilidad de mantener esa posición deportiva.
Le estoy muy agradecido a mi hija y, por extensión a todas las jugadoras que forman mi equipo, de haberme devuelto la pasión por este deporte. Entrenar a mi hija está siendo una experiencia vital, muy gratificante a todos los niveles y aunque supone un gran sacrificio para mi familia, se compensa con creces por todo los que esta bonita historia nos está aportando.
¿Por otro lado como bien sabes en esta final te encuentras con otro clásico del baloncesto cordobés como es Fran De Larriva, que al igual que tú comparte enseñanzas con su hija Paola, como es tu relación con él?
Fran de Larriva es mi amigo, coincidimos en un momento de mi vida de cambio, y él se convirtió en un elemento fundamental de ese cambio. Construimos un gran equipo fundamentado en grandes jugadores, pero sobre todo, en grandes personas. Y nos convertimos en una familia deportiva, la cual, nunca olvidaré.
Hemos vuelto a reencontrarnos en las pistas gracias a nuestras hijas, nos encanta que nuestras hijas tengan esa ilusión y pasión por su equipo y por el baloncesto. Esto las hará personas, que como en nosotros, el deporte sea fundamental en sus vidas.
¿Claudia, Por qué elegistes practicar baloncesto por encima de cualquier otro deporte?
Como en mi colegio el principal deporte era y es el baloncesto empecé, junto con unas amigas de mi clase, a tener ganas de practicar baloncesto tanto por su juego colectivo en equipo como por los valores que enseña. También, el baloncesto te ayuda a conocer a diferentes personas.
¿Qué sientes al tener de entrenador a tu padre?
Cuando comencé a practicar baloncesto sabía que iba a ser una jugadora más entre todas, y la verdad, me encanta tener a mi padre de entrenador no solo porque sea mi padre sino porque me gusta como plantea los entrenamientos y lleva al equipo.
¿Qué jugadora es tu referente en el baloncesto europeo o americano?
Alba Torrens, le vi jugar un día con la selección española y me pareció muy buena jugadora tanto física como tácticamente.
¿Para ti cuales son los mejores valores que te está dejando la práctica del baloncesto?
Pues un montón, esfuerzo, espíritu de sacrificio y superación, trabajo en equipo,pasión por las cosas que haces en tu vida, pero sobre todo, a tener constancia diaria por lo que quieres conseguir y por lo que quieres luchar.