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La Revista Basket FEM entrevista a Marta García Olmedo: 'Las medallas se terminan olvidando'

La Revista Basket FEM entrevista a Marta García Olmedo: 'Las medallas se terminan olvidando'
Portada Revista Basket FEM nº 25

Aunque parezca una entrevista más, no lo es. Marta me ha mostrado a una gran jugadora y a una mejor persona, las grandes virtudes que este deporte es capaz de proporcionar a un deportista y a una persona para su formación y con un gran respeto me ha mostrado diferentes conceptos del baloncesto, ni mejores, ni peores, diferentes. (Artículo extraído de la revista Basket FEM en su número 25)


Una mujer que es capaz de dejarlo todo para conseguir una gran formación. ¿Qué estudias tan lejos de Málaga?.
Con la mayoría de edad, son muchas las jugadoras de baloncesto que dejan su casa para ir a estudiar a otra ciudad. Generalmente obtienen una beca por sus méritos deportivos y continúan con su carrera baloncestística para dedicarse a ello en un futuro si las circunstancias lo permiten.
 
Sin embargo, esta no era mi situación. Hace cinco meses me trasladé a Barcelona para estudiar Derecho & Bachelor in Global Governance en ESADE. En un comienzo fue una decisión difícil por lo que suponía dejar atrás todo lo que conocía y por los problemas que podrían presentarse económicamente. Por eso solicitamos una beca a la universidad, que sería mi “pasaporte” para poder estudiar en una de las mejores universidades del país. Al serme concedida, aproveché la oportunidad.
 
¿Cómo valoras la experiencia de estar tan lejos de la familia?
Ahora que estoy fuera de casa valoro todo mucho más. No sólo mi familia y amigos que he dejado en Málaga, sino todo lo que estoy viviendo aquí. He tenido la suerte de poder estudiar algo que me gusta en una Universidad que además me sigue formando como persona y después de verme sola a la llegada, me siento muy afortunada por la gente que he conocido aquí, que en el tiempo que llevo, se han vuelto imprescindibles en mi vida.
 
Estudiar en una universidad de las universidades más prestigiosas de España y poder compaginarlo con el baloncesto debe ser complicado, ¿Continúas jugando al baloncesto?.
En cuanto al baloncesto, está siendo un año cuanto menos inusual. Cuando llegué, me uní al club Unió Esportiva Sant Cugat. Me sorprendió como un equipo que juega en ligas inferiores podía tener un nivel tan alto, pudiendo haber competido perfectamente en Primera Nacional, al igual que el alto número de ligas y equipos Senior, pues al menos en Málaga, al llegar a estas categorías parece que los equipos se desintegran.
 
A día de hoy, estoy en “proceso de prueba sin baloncesto”. Tras intentar llevar el ritmo de la universidad y el equipo me di cuenta de que no me estaba dando el tiempo que necesitaba para mí. En el club me han dado todo tipo de facilidades, insistiéndome en que lo primero son los estudios y mi bienestar, y que el baloncesto debo tomármelo como algo que me relaje, para desconectar, no como otra obligación más. Así que, con ayuda de mi entrenador, decidimos que me tomaría un tiempo para seguir adaptándome a la universidad y la vida en Barcelona.
Sin duda se me hace raro no ir a entrenar cada semana como llevaba haciendo desde hace cerca de doce años, pero ahora mismo creo que he tomado la decisión correcta.
 
Nos gustaría que nos contaras, ¿Cuándo y que has conseguido en el mundo del baloncesto?
Comencé jugando en el equipo de mi colegio, Las Esclavas. Con diez años, Carlos Ruiz del Portal, el que sería mi entrenador durante bastantes temporadas, me convocó para la Selección Malagueña. Yo no tenía ni idea de qué era aquello y aún sigo sin explicarme qué vio en mi entonces para llevarme a aquel campeonato de Andalucía en Ronda. Desde ese año se han sumado numerosas ligas de Málaga y campeonatos de Andalucía y España, tanto de clubes como de selecciones y alguna convocatoria con la selección nacional.
 
¿Con que te quedas, con las medallas conquistadas, las experiencias vividas, los entrenamientos o las personas que has conocido?.
Sé que la mayoría de mis compañeras guardan todas las medallas  bien ordenadas en vitrinas y podrán decir el número de oros que han conseguido casi de carrerilla.
 
Por mi experiencia y aunque suene a tópico, sólo puedo decir que todas las medallas que he acumulado a lo largo de estos años están enmarañadas en una caja en lo alto de una estantería en mi cuarto. Por supuesto que me alegro y me siento muy orgullosa de mis logros deportivos, pero la festividad de la medalla y el campeonato ganado suele tener una duración de una semana.
 
En mi caso, con el paso de los años se van olvidando. Sin embargo, aún no he olvidado ni un solo viaje en autobús, avión o AVE camino a los campeonatos. Tampoco las charlas en los vestuarios antes de los partidos importantes que me emocionaban.
 
El año pasado aprendí lo importante que son las experiencias que da este deporte. Tras tantos años jugando en La Presentación, cambié de club a El Candado. Aunque muchas de mis compañeras eran las mismas que en mi club anterior, tuve la oportunidad de compartir una última temporada en categorías inferiores con un equipo muy especial.
 
Prácticamente la mitad del equipo era cadete de primer año y aunque nos separasen tres años, aprendí muchísimo de ellas. Disfruté jugando al baloncesto por primera vez. Lo que había hecho hasta el momento era completamente diferente. Había tenido entrenadores con una mentalidad muy distinta a la de mi nuevo club. No era mejor ni peor, era diferente.
 
Creo que cada jugadora tiene que decidir qué es lo que espera de este deporte. Si quiere éxito, quiere experiencias, quiere llevarse personas y amistades, quiere disfrutar, quiere desahogarse, una carrera deportiva… Una vez decidido, ha de decantarse.
 
Yo pasé bastantes años jugando al baloncesto más por obligación que por decisión propia. Llegaba a pasarlo mal cada vez que pisaba una cancha y llegó un punto en que las victorias y los campeonatos no merecían la pena. Así que antes de dejarlo, decidí darle una nueva oportunidad desde una óptica distinta, y funcionó. Quizás el año pasado podríamos haber llegado a un campeonato de España, en lugar de quedarnos en el de Andalucía, pero apostaría mil veces más por el grupo humano que me llevé antes que por los logros deportivos. Muchas de las mejores amistades que conservo hoy día se las debo a este deporte.
 
Dicen que ser una gran jugadora se forma con los mejores entrenadores. ¿Qué nos puedes contar de tus entrenadores?.
Acerca de mis entrenadores, todos han sido muy importantes en mi vida. Incluso los de las selecciones me ayudaban a crecer como jugadora. Pero han sido sobretodo Carlos, Serafín y Borja, los últimos tres entrenadores que he tenido, los que más me han marcado.
 
Cada uno a su manera me han hecho madurar como jugadora y como persona. De ellos he aprendido qué no quiero para mí y qué sí quiero. Entre todos me han enseñado la importancia de la disciplina, el esfuerzo, el compromiso, el compañerismo, la amistad y la confianza, tanto en mis compañeras como en mí misma.
 
¿Qué piensas que te ha proporcionado el baloncesto en tu vida personal?
Al dejar La Presentación salí con resentimiento del club. Habían sido muchos años jugando allí y el hecho de no funcionar en esa filosofía me hacía ver que las personas que allí había conocido no eran como creía que eran cuando las vi por primera vez.
 
Sin embargo, a medida que ha pasado el tiempo me he dado cuenta de lo agradecida que les estoy a todos. He tenido entrenadores que me han querido, se han preocupado por mí, me han formado y educado y han intentado que dé lo mejor de mí dándome lo mejor de ellos. Además puedo decir que fuera de la pista han sido amigos. Han sido personas que hoy día no me son indiferentes. De hecho, aunque no hayan influido de forma directa en las decisiones que he tomado en mi vida, sí que lo han hecho indirectamente, ya que muchos de los rasgos que me caracterizan hoy como persona los he desarrollado a partir de lo que ellos me han enseñado desde que era una niña.
 
¿Piensas en continuar ligada al baloncesto en el futuro?
Tras este recorrido a lo largo de mis años de baloncesto, puedo decir que me encantaría seguir ligada a este deporte. Me gustaría volver, ya sea como jugadora o como entrenadora cuando me vea capaz de compaginar de nuevo esta actividad con mis estudios.
 
Para finalizar siempre dejamos a los entrevistados que nos den un mensaje para los lectores de nuestra revista.
Me gustaría aconsejarle a cualquier niña o a sus papás, que hagan caso a lo que quieren del baloncesto o del deporte en general. Es muy importante si de verdad quieren que siga siendo una parte bonita de sus vidas. No creo que existan entrenadores buenos y malos. Existen entrenadores para cada objetivo y dependiendo de lo que se quiera, serán mejores o peores para nosotros. Como decía, las medallas se terminan olvidando, pero las personas y experiencias que vivimos definirán lo que nos sugiera la palabra BALONCESTO.

Revista Basket FEM nº 25: http://issuu.com/pornadaenparticular/docs/basket_fem_n___25