•    Hola Francis, en primer lugar preguntarte cómo estás llevando esta situación de confinamiento.

Lo llevamos bien. La vida ya nos enseñó en casa qué es un problema de verdad, por lo que estar confinado con Ana y Gabo, nuestro perro, lo disfruto a cada minuto. Además,  soy muy casero y tenemos todas las plataformas que existen de series, películas y baloncesto... Hemos descubierto series maravillosas americanas, como Successions; europeas, como Unorthodox; o españolas, como La unidad. También grandes clásicos, como Downton Abbey.

Tener rútinas diarias para hacer cosas y que el día no se haga muy largo, nuestros paseos o la cocina de Ana, también están siendo básicos en este confinamiento.
Pero también es cierto que estoy muy preocupado por lo que están viviendo otras familias que han perdido a alguien y lo que se nos avecina a todos con la crisis en la que nos vamos a ver inmersos. En el baloncesto también, que ya hay equipos que han anunciado que no podrán salir la temporada que viene.

Ahora, estoy convencido que saldremos adelante, como siempre. Sólo espero que, ahora que comienza la desescalada, todos seamos capaces de ser conscientes de que es importante hacer lo necesario para que no haya un rebrote que paralice otra vez al país.


•    ¿Qué crees que pueden aportar ahora mismo los entrenadores a sus jugadores/as durante el estado de alarma?

Pues dependerá de la edad de los chicos y chicas. En muchos casos, los entrenadores son los héroes para sus jugadores, que los idolatran. Nosotros podemos hacer un buen trabajo para que afronten esta pandemia aprendiendo a organizarse el día, a no dejar de hacer deporte con los medios que cada uno disponga, a ver baloncesto...

Se han puesto de moda esas reuniones de grupo virtuales gracias a plataformas. Son un buen elemento para seguir en contacto con tu equipo y conocer las inquietudes de los jugadores.
También debemos transmitir tranquilidad, que todos sepan que esto será un paréntesis pero que el baloncesto volverá. Ahora que echan de menos compartir cancha con sus compañeros, debemos saber usarlo para que todos comprendan de la importancia en sus vidas del baloncesto y que sepan ponerlo en valor cuando volvamos a entrenar.

•    A pesar de tu juventud, en tu historial como entrenador has demostrado una gran capacidad para reinventarte permanentemente en una dilatada carrera. Has entrenado equipos masculinos y femeninos, de formación y profesionales, has conseguido títulos internacionales, provinciales, nacionales… ¿Con qué te quedas?

Con dos cosas. La primera, ver a tanta gente disfrutar por conseguir el objetivo que nos marcamos. Ver celebrar a mis jugadores y sus familias ganar campeonatos o llegar a la ACB. Ver disfrutar a la gente que formaba parte de mi staff. Ver felices a directivos y aficionados. Y, por supuesto, ver disfrutar a mi familia y amigos. He disfrutado mucho viendo disfrutar a los demás y tengo la ambición de que esto no haya quedado aquí, que siga disfrutando de ver a los demás disfrutando.

La segunda son los amigos que he hecho gracias al baloncesto. He conocido a magníficos entrenadores y jugadores. Con muchos he tenido la fortuna de compartir trabajo o el privilegio de entrenarlos. Pero, algo que es más importante, he conocido a magníficas personas, muchas de ellas puedo decir que son mis amigos por lo que ya no los perderé jamás y forman parte de mi vida.

En tantos años también he conocido a malas personas, pero ellos ya están fuera de mi vida y no forman parte ni de mi recuerdo.

•    ¿Quizás el más especial fue el Mundial júnior de Lisboa ’99 con la generación del 80 en la que estuviste como entrenador ayudante del combinado nacional?

Esa fue una experiencia brutal. Yo era un niño con 25 años y tuve el privilegio de compartir muchas concentraciones con un grupo humano brutal, unos jugadores que eran buenísimos y con el mejor entrenador de cantera de aquella época, Charly Sainz de Aja.

Aquel verano fue maravilloso. Jugamos un baloncesto fantástico, muy sencillo y efectivo. Ese equipo tenía una ambición enorme y no le tenía miedo a nadie. Competíamos contra equipos mejores físicamente y, sin embargo, todos nos temían.

El mundial fue el broche de oro, nunca mejor dicho, a una serie de logros que compartimos en esas temporadas. Ayudar con humildad a ser mejores  a los que luego han sido los mejores jugadores españoles de la historia y ganar con ellos fue increible. Pero, sin duda, lo mejor fue convivir con ellos, conocerlos como personas, reírme con ellos y trabajar muy duro juntos para conseguir ese objetivo que nos marcamos el primer día que nos juntamos en la primera concentración en la que nos conocimos, objetivo que no era otro que ganar siempre.


•    ¿Quiénes han sido tus referentes como entrenadores a lo largo de tu carrera?

Los dos entrenadores más importantes en mi baloncesto han sido Pedro Ramírez y Charly Sainz de Aja. Ellos no solo me marcaron como entrenador, también como persona. Soy como soy gracias a ellos. Tuve el privilegio de ser sus ayudantes en una etapa de mi vida en la que era todavía muy joven y no estaba formada mi personalidad todavía. Ellos no solo trabajaron conmigo con el objetivo de formarme en el baloncesto, también se preocuparon en formarme para la vida. A ambos les estaré eternamente agradecido.


•    A nivel personal, ¿algún sueño o alguna ilusión que te falte por cumplir en el baloncesto?

He tenido mucha suerte y he vivido muchísimas cosas increíbles, muchas más experiencias bonitas que feas. Me quedo con esa ilusión de seguir viendo a gente disfrutando por conseguir eso que nos marcamos como objetivo.


•    ¿Qué consejo le darías a un entrenador joven qué está empezando ahora en el mundo del Baloncesto?

Que nunca dejen de formarse. Que no entrenen a varios equipos a la vez con el objetivo de sacarse un sueldo haciendo baloncesto. Deben de usar parte de su tiempo para animarse a ser ayudante de algún entrenador que les llame la atención y aprender de él. Por esto no tendrán una recompensa económica pero sí una recompensa en formación y aprendizaje.

Sin duda que ahora es muy fácil adquirir material en internet para formarte . Pero eso no es suficiente. Compartir la experiencia de otro entrenador te ayuda a saber cómo tratar a los jugadores, cómo hablarles, cómo enseñarles, cómo sacarles el máximo rendimiento a todos. Compartiendo equipo con otros entrenadores vives lo que es una reunión en un vestuario o qué se dice en un tiempo muerto. Compartir equipo con otro entrenador es una parte muy importante de nuestra formación como entrenadores.