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Alberto Díaz, más allá del baloncesto

Tras acabar Magisterio, el base del Unicaja ha hecho varios másteres, continúa formándose y piensa ya en comenzar una segunda carrera


[JUAN CALDERÓN- DIARIO SUR]

La explosión a nivel profesional de Alberto Díaz es un caso que merecería ser estudiado y puesto como ejemplo para cualquier niño que practica deporte o que sueña con alcanzar la élite algún día. El jugador malagueño del Unicaja no destacaba en muchos aspectos del juego esenciales para convertirse en profesional. Muchos de sus compañeros de generación se quedaron por el camino y otros también pueden presumir de vivir de esto del baloncesto. Posiblemente pocos esperaban que el delgaducho pelirrojo que compartía equipo con otros nombres más conocidos de la cantera de Los Guindos fuese hoy uno de los mejores jugadores españoles del momento, referencia indiscutible de su equipo e internacional con España.

Su secreto ha sido el trabajo. Cuando le llegó la oportunidad de competir con los profesionales, su físico no era el mejor, pero lo mejoró. El tiro de tres fue su siguiente 'handicap' y le echó muchas horas en verano para ser ahora un tirador fiable. También ha evolucionado en la dirección de la organización del equipo. El resultado es un jugador completo y esencial para cualquier entrenador.

Mientras progresaba en su carrera como jugador, también lo hacía fuera de las pistas. Compaginó el baloncesto con los estudios y en 2017 acabó la carrera de Magisterio. Pudo quedarse ahí porque sus contratos fueron mejorando y seguramente cuando acabe su etapa como jugador podría vivir de las rentas de manera holgada. Pero sería demasiado fácil. Díaz tiene una mente inquieta.

Desde entonces ha tratado siempre de seguir mejorando su formación cara al futuro. Ha realizado varios másteres y cursos, se ha sacado el curso de entrenador y tiene ya en mente una segunda carrera. Estos días, llega al Palacio de los Deportes varias horas antes de que comiencen los entrenamientos. La razón, otro máster. El base malagueño tiene claro que hay vida fuera del baloncesto y necesita estar ocupado.

«Acabé la carrera el año de la Eurocup y me tomé un año sabático. Pero mira, me considero una persona que le gusta estar ocupada. No me sentía realizado. Viajamos mucho, estamos en aeropuertos y cuando acaba la temporada piensas que has perdido mucho tiempo viendo películas o series delante de una pantalla. Necesito tener la cabeza ocupada», explica.

Díaz, nada más salir del confinamiento en Los Guindos, con los libros del curso de entrenador.
Díaz, nada más salir del confinamiento en Los Guindos, con los libros del curso de entrenador. / ÑITO SALAS

«Cuando acabas la temporada, piensas que has perdido mucho tiempo delante de una pantalla; necesito tener la cabeza ocupada»

Dicho y hecho, Díaz ha ido engordando su currículum al tiempo que se consolidaba en la primera plantilla del Unicaja y alcanzaba la selección absoluta. Aunque pueda parecer que un deportista profesional tiene mucho tiempo libre, la realidad es que los diez meses de la temporada son intensos cuando hay dos competiciones de por medio y los viajes son una constante. Sin embargo, el malagueño ha optimizado su tiempo al máximo. «Hice un máster de gestión deportiva por la Universidad de Salamanca el año pasado. También he hecho cursos de Programación Didáctica y el de Competencia en Educación Digital. Cuando estuvimos confinados me saqué el curso de entrenador de nivel 1 y cuando pudimos salir, hice las prácticas. Ahora también estoy con el máster de Profesorado en la UMA, para poder impartir bachillerato en cualquier ámbito», explica con ese tono tan particular que le da normalidad a algo que no lo es.

Posiblemente Alberto Díaz acabará siendo profesor. Le atrae la idea de enseñar, por eso estudió Magisterio, pero también todo lo relacionado con el deporte. «Me gustan muchas cosas, pero como estudié magisterio, he seguido por ahí. Pero también me atraen otras ramas como INEF, pero eso implica una mayor exigencia y compromiso, no sólo académico sino de presencialidad. Algunas cosas no son compatibles con mi trabajo. No he encontrado un modelo educativo para poder hacerlo, pero no lo descarto para el futuro», cuenta.

A pesar de que pronto comenzará con el curso de nivel dos de entrenador y unas clases para mejorar su inglés, tiene claro que no acabará en un banquillo. Su caso es el más llamativo en un vestuario en el que no se descuida la formación. Gerun, Jaime Fernández, Brizuela e incluso Thompson son gente 'aplicada', pero su caso es digno de estudio y de ejemplo.