FRANCISCO RABADÁN / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Se notaba que era un partido distinto. Portugal jugándose los cuartos y España nada salvo mantenerse invictas. El objetivo era que todas las jugadoras cogieran buenas sensaciones y descansaran de cara a la decisiva fase que comienza el viernes. José Ignacio Hernández realizó varios cambios respecto a su quinteto inicial habitual introduciendo a Yaiza Rodríguez y Judith Solé.

Portugal salió a tumba abierta con Ferreira, su máxima referente en ataque, tomando mucho peso en ataque y poniendo una zona muy consistente. Las nuestras cambiaron nuevamente el destino del choque a través de la defensa. Dejó sin anotar a las portuguesas los primeros cinco minutos del segundo cuarto, lo que le reportó coger el liderato del choque por primera vez. Sin embargo, nuestras vecinas tenían un as debajo de la manga y lo sacaron a relucir -tres triples consecutivos- recogiendo el liderato nuevamente al descanso 28-27.

Sin embargo, las energías, al mismo tiempo que el acierto, desaparecieron en Portugal en la segunda mitad. España encontraba los frutos a su gran trabajo en la primera parte consiguiendo robar balones y corriendo. Leticia Romero y Marina Lizarazu, sin duda, fueron las más activas en esa labor. El 5 de 21 en tiros de campo de Ferreira y Filipe –las máximas anotadoras de Portugal en el torneo- daba muestra de que el trabajo de las nuestras volvía a funcionar. 

Al entrar en el último cuarto, España ya contaba con el margen prudencial de 10 puntos y se dedicó a contener el tempo del partido con mucha sabiduría. José Ignacio dio oportunidades a todas sus chicas y sólo dos jugadoras estuvieron en cancha más de 20 minutos tras jugar seis partidos en siete días.